La cooperación y la timidez de los árboles
En su concepto más puro, la palabra cooperar significa: obrar junto a otrx u otrxs para la consecución de un fin común. En el proceso del proyecto Programa de Fortalecimiento de Capacidades para atención a Población LGBTIQ+ desde el enfoque de Movilidad Humana, se puede distinguir claramente a tres actores clave que se vinculan entre sí: el donante, el receptor y la ayuda.
La ayuda hace referencia a cualquier resultado, servicio o asistencia que podamos recibir para lograr nuestros objetivos y es tan diversa como los contextos en los cuales se desarrolle nuestra cooperación.
En los últimos años y frente a crisis políticas y de salud, en una suerte de estrategia clásica, lo social una vez más ha sido el principal sacrificio en materia de inversión. Entonces, resulta importante preguntarnos ¿cómo la cooperación nos permite garantizar la no regresividad y progresividad en atención a la ciudadanía?
En la naturaleza existe un fenómeno que se conoce como la timidez de los árboles. Esto se evidencia cuando se forman separaciones entre árboles (comúnmente de la misma especie) parecidas a canales fluviales. Su fin no es claro; puede que sean sensibles a la fricción de sus ramas al ser mecidas por el viento o que posiblemente tan solo sea la forma en la cual pueden permitir y conseguir que ingrese la luz necesaria para el bosque y para sí mismos.
Sea cual fuere la razón de este fenómeno, en este caso puede constituirse con esta teoría una acertada analogía con la cooperación. En donde todas aquellas organizaciones que trabajan por el bienestar de las personas, en primer lugar, puedan nacer y crecer sin necesidad de tener fricciones con sus iguales y, en segundo, colaborar, crear y apoyar con lo que se pueda. Aunque sea poco o mucho, luchar por alcanzar la integralidad sin verse como competencia y entendiendo que buscar la luz no significa oscurecer a nadie más.
Una vez entendido esto, es claro que la cooperación constituirá un salvavidas en el nivel social. Es simple puesto que su principal requerimiento es la voluntad de las partes y la conciencia de que el trabajo conjunto ayudará a llenar los vacíos de financiamiento, técnicos, comerciales o de conocimiento que dejan las crisis.
Existen diversas fórmulas que ayudan a cumplir este fin. Como la optimización de recursos o subrogación de actividades a nivel interno de las organizaciones que, aunque pueden funcionar frente a la falta de recursos, no cumplen precisamente con el principio de no regresividad en el contexto de los derechos sociales. Esto implica la obligación de hacer, precautelar o invertir todo cuanto se necesite para que se garantice el cumplimiento de los derechos de todas y todos.
Día tras día, y a veces sin tener en cuenta lo que implica, las organizaciones ven nacer y crecer a su alrededor nuevos brotes de servicios que bien podrían alinearse a su trabajo, pero en lugar de pensar en organizarse para un trabajo conjunto se inclinan a pensar únicamente en ellos como competencia. Es claro que este concepto está regulado por el mercado y que es clave para entender términos como oferta y demanda, pero en lo social, esto, más que una equivocación, es reprochable.
No debemos jugar con la esperanza de las personas, no podemos olvidar el precepto de sin fines de lucro y principalmente es imposible olvidar que satisfacer necesidades básicas (fin último de los derechos sociales) no es algo que deba siquiera relacionarse con la competitividad.
Es por eso que este es el momento de brillar y permitir que las y los demás brillen, como el bosque y su supuesta timidez, permitiéndonos colaborar y, al mismo tiempo, cumplir con nuestro papel. La voluntad de trabajo, el reconocimiento de nuestras capacidades y la “timidez de los árboles” tal vez sean la fórmula de un bosque llamado cooperación.
Este contenido es producido en el marco del Programa de Fortalecimiento de Capacidades para atención a Población LGBTIQ+ desde el enfoque de Movilidad Humana implementado en Cuenca gracias al apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y al Programa Municipal de Inclusión a las Diversidades de Cuenca.