La sexualidad y los Derechos Humanos

La sexualidad y los Derechos Humanos

A menudo, cuando se toca el tema de los Derechos Humanos no se contempla la sexualidad ni la relación estrecha que existe entre estos temas. Para muchas personas, abordar los Derecho Humanos es remitirse a una reivindicación de años de esclavitud y explotación laboral.

Sin embargo, qué mas humano que el cuerpo y la sexualidad; qué más humano que el primer territorio habitado por las personas, qué más humano que la reivindicación del cuerpo en todas sus expresiones.  A partir del año 2000, las feministas académicas se preguntaban cómo realizar demandas específicas en cuanto a los derechos sexuales y reproductivos que habían surgido de forma separada sobre violencia sexual, derechos de las Personas Viviendo con VIH/SIDA, derechos de las personas LGBTI+, entre otras.

Luego de múltiples reuniones de cabildeo y de reflexiones ante los derechos vulnerados, en el año 2008, se posiciona ya la frase “derechos sexuales” que ya había sido utilizada en foros internacionales desde la academia. Una de las grandes preocupaciones acerca de la sexualidad fue la transmisión acelerada del VIH, así como los desplazamientos migratorios y de comunidades.

Pero las activistas y las mismas académicas sabían que esos temas no eran los únicos que hacían referencia al cuerpo y sus derechos humanos, sabían además que existían temas políticos y religiosos que atravesaban la cultura y la forma individual de concebir la sexualidad y los derechos; que estos eran quizá los más fuertes a nivel poblacional y que representaban un obstáculo a la hora de masificar la información. Sin embargo, aun con trabas,  los esfuerzos desde el activismo feminista intentaban posicionar el tema ya no desde la “protección al daño” únicamente, sino desde la prevención y desde el derecho a tener una vida digna y libre de violencias.

En los últimos años los derechos sexuales y reproductivos no solo han sido abordados desde el activismo y la academia, sino ya se han convertido en preocupación de las ONGs y de Estados que han integrado leyes, firmas, normativas concernientes a los derechos sobre el cuerpo y las formas de expresar la sexualidad.  Esto se ha convertido en un avance importante, a pesar de que en el cumplimiento aun existan brechas ligadas al género, clase, raza, entre otras categorías.

Las intersecciones que existen respecto a los derechos sexuales y reproductivos, complejizan el análisis. El ejercicio de estos se ve restringido cuando los cuerpos no cumplen los parámetros heteronormativos que son socialmente aceptados con todo lo que abarca esta consideración de lo normal y permitido. El reto está en identificar causas estructurales de las diferentes formas de opresión, encontrando formas de revertir la norma, mediante la subversión y la ruptura de concepciones alejadas de la vivencia plena de los derechos humanos.

La consideración de los derechos sexuales y reproductivos como parte fundamental de los derechos humanos ofrece posibilidades estratégicas que posibilitan juntar las luchas sociales, por ejemplo: las luchas LGBTI con las feministas, la lucha feminista con la ambientalista, etc.  De esta manera, las posibilidades de exigencias y cumplimiento de los derechos, a más de ser estratégicas, encuentran fuertes puntos de convergencia para enfrentar obstáculos comunes.

Los derechos sexuales y reproductivos son los más humanos porque apelan al primer elemento común humano: la sexualidad como algo central para el desarrollo de las personas. Su importancia radica en las formas de libertad y la integridad física; esto no solo con relación a los grupos socialmente excluidos sino para todas las personas en general independientemente de sus condiciones económicas, sociales y políticas. Aluden además a la exigencia y cumplimiento de los derechos básicos fundamentales como: la salud integral, educación, vivienda y alimentación.

En el año 2020, cuando una pandemia envuelve al mundo, los derechos humanos se ven afectados con pobreza, violencia, falta de políticas públicas reales que posibiliten su ejercicio pleno; las organizaciones sociales nos encontramos en pie: empáticas/os, solidarias/os y sororas.

Este contenido es producido en el marco del Programa de Fortalecimiento de Capacidades para atención a Población LGBTIQ+ desde el enfoque de Movilidad Humana implementado en Cuenca gracias al apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y al Programa Municipal de Inclusión a las Diversidades de Cuenca.