LA CULTURA COMO PROCESO DE ADAPTACIÓN, EN PERSONAS LGBTIQ+ EN MOVILIDAD HUMANA

LA CULTURA COMO PROCESO DE ADAPTACIÓN, EN PERSONAS LGBTIQ+ EN MOVILIDAD HUMANA

El ser humano, al igual que el resto de seres vivos, tiene que adaptarse para  sobrevivir. De hecho, una de sus características más importantes es su capacidad de autorregularse. Es decir, sus estructuras pueden recuperarse y restaurarse cuando enfrentan alteraciones o daños. 

En el proceso de adaptación, el factor cultural hace que las personas se sometan a cambios contextuales abruptos que provocan efectos psicológicos en diferentes niveles. La cultura en proceso de adaptación se refiere a todo un complejo de valores que engloban prácticas propias o inéditas del lugar de origen como la identidad nacional, tradición, religiosidad, misticismo, educación, afectividad, empatía, infancia, patriotismo, memoria colectiva, comida, vestimenta, entre otros. Es decir, se trata de una serie de pérdidas de aspectos propios del lugar de procedencia.

Cuando una persona no quiere estar en un lugar, se hacen más evidentes los aspectos negativos. El espacio puede volverse asfixiante o agobiante y esto produce distintos tipos de manifestaciones psicológicas.

Ahora bien, al extrapolar este hecho a una realidad específica, como la de las personas LGBTIQ+, se evidencia que los procesos de adaptación no sólo están ligados a la coyuntura cultural. Para quienes no se permiten expresar gustos o pensamientos diferentes, adherirse al entorno resulta bastante particular. Por ejemplo, deben sobrellevar la homofobia u otros hechos de hostilidad relacionados a la discriminación.

Es prudente resaltar que, en su mayoría, las culturas han tenido un proceso de crecimiento heteronormativo. Esto significa que el impacto psicológico que tendrán las personas LGBTIQ+ será fuerte, mucho más, si se encuentran en situación de movilidad humana. Por ello, uno de los retos más dificultosos que enfrentan es la posibilidad de experimentar discriminación en el país de acogida debido a sus expresiones sexo – afectivas, identidad de género u orientación sexual diferentes. 

Es frecuente que las personas LGBTIQ+ refugiadas o migrantes averigüen los derechos de inclusión, aceptación y casos de discriminación sucedidos en el lugar al que piensan viajar o deciden establecerse. Este simple factor funciona como un indicador psicológico sobre la repercusión que la adaptación social tiene en lxs individuxs. Estos pensamientos o temores obstaculizan el cumplimiento de metas, objetivos y auto realización.

 

Para estos efectos, la psicología manifiesta componentes importantes para un encuadre holístico en la adaptabilidad de la persona a su nuevo ambiente. Un ejemplo son los grupos de referencia. Para la comunidad LGBTIQ+, este mecanismo no solo se refiere a personas en una red de apoyo o de zonas seguras. También corresponde a aquellos círculos de la diversidad sexogenérica en el país de acogida. Reconocer a estos grupos juega un rol capital para la adaptación de personas LGBTIQ+ en situación de movilidad humana. Sin embargo, en muchos casos no existe un buen enganche entre la comunidad refugiada y migrante y la población de acogida. 

Asimilar y acomodarse son los factores que forman parte del proceso de adaptabilidad. El primero va de la mano con elementos nuevos que se imponen a los anteriores, modificandolos para integrarlos. Mientras que, el segundo actúa como modificador de esquemas previos en función de variaciones externas. Es decir, se alteran las construcciones con la nueva información. Esto supone, al contrario que la asimilación, un cambio interno para lograr un estado de equilibrio adaptativo.

Los procesos de adaptación cultural, como ya se ha mencionado anteriormente, dejan secuelas en las personas LGBTIQ+, al igual que en los demás seres humanos o grupos en movilidad humana. Se trata de afrontar hechos concretos que se manifiestan de formas similares. Desde este enfoque no tendría sentido hacer diferenciaciones debido a que se puede caer en etiquetas sociales. Sin embargo, es válido identificar y diferenciar las condiciones sociales que generan hechos específicos que solo viven las personas refugiadas y migrantes de la comunidad LGBTIQ+. A pesar de que la respuesta del cuerpo y la mente sean las mismas, los acontecimientos que las provocan son los que marcan esa línea de diferencia. 

En este caso, las personas LGBTIQ+ en situación de movilidad humana, viven, sienten y profundizan estos procesos de adaptación cultural debido a los factores a los que están expuestos como la cultura preestablecida en el país de acogida, el grupo de referencia en un nuevo contexto, y sobre todo,  las oportunidades, seguridad y garantía que aquel país ofrece para vivir. 

Esta es una iniciativa que se realiza gracias a la Oficina de Población, Refugiados y Migración y a la Embajada de los Estados Unidos en Ecuador. Trabajamos con CARE Ecuador y Fundación Alas de Colibrí en el Proyecto Protección Multisectorial ante la Crisis Humanitaria.