Octubre Trans: Es hora de romper estereotipos
Vivimos un momento importante con respecto a la identidad de género, concretamente a la visibilidad de las personas Trans.
La sociedad nos asigna, según nuestros genitales, una identidad de género al nacer (mujer u hombre). Desde ahí, se nos educa según pautas acordes a cada uno de los sexos.
Cuando nos referimos a identidad de género hacemos referencia a «quién soy» y cuando hablamos de orientación sexoafectiva a «quién me atrae».
El que seamos mucho más que todo eso no significa que el reconocimiento de nuestra identidad de género no sea importante. Se basa en uno de los aspectos más importantes de nuestro autoconcepto. Nuestras creencias son construidas por lo que nos han dicho, lo que hemos vivido, leído y observado de nuestros padres, maestros, parejas y también por lo que impera la cultura y los medios de comunicación. Todo esto impacta nuestro mundo mental y espiritual. Determina el modo que experimentamos nuestra sexualidad y contribuye al sentido de identidad, singularidad y pertenencia.
Al estar en una sociedad donde recalca lo que es correcto y lo que es incorrecto, lo es que insano y sano, lo que está bien y lo que está mal, lo que se sale de la norma, lo que es aceptado, lo que es locura, las personas Trans nos encontramos con muchas barreras sociales a la hora de construir nuestra identidad transgénero.
En la construcción de la identidad en una persona Trans, se comenta sobre el proceso de transición, como si las personas transicionaran de un sitio a otro. Sí que es cierto que lo hacen por la identidad asignada en un inicio, pero sería más acertado hablar de construcción, de desarrollo: la persona está en continuo desarrollo y crecimiento.
Todo cambio involucra algún tipo de pérdida. Tenemos que cambiar, aun cuando sabemos que de no hacerlo nos esperarán mayores angustias. Muchas personas construyen su personalidad alrededor de sus defectos, sabemos que nuestra identidad es sumamente valiosa.
Siempre hay una mejor manera de ser. Es cuestión de decidir, tener una nueva convicción y elevar tus estándares. Atrévete a perder, porque nada de lo que pierdas será valioso y ya verás cuánto ganarás al hacerlo. Ese primer paso será complejo – te lo digo yo-, pero muy pronto todo va ser muy natural para ti y no vas querer detenerte nunca.
Las personas transgénero son iguales a las que no lo son y tan diversas como las demás. Viven su día a día, el aquí, el ahora y el momento. Tienen trabajos, estudios, gustos o formas de ver la vida, orientaciones sexuales (homosexual, lesbiana, heterosexual, etc.). Viven, sienten, tienen sus rutinas y sus inquietudes como cualquier persona; también, diferentes maneras de expresar y ser hombre, mujer o persona no binaria.
No todas las personas tienen la misma experiencia. No son conscientes de su identidad a la misma edad, ni han tomado las mismas decisiones sobre su vida, ni han concebido su cuerpo de la misma forma. Por tanto, hablamos de experiencias transgénero en plural.
En definitiva, las inquietudes o dudas sobre la identidad de género pueden aparecer en diferentes momentos de cada uno de nuestros ciclos de vida, porque nuestra identidad no se transforma, se establece, se reitera.
Desde la infancia y a lo largo de la vida, las trabas sociales, la estigmatización, los prejuicios y juicios de valor son los que dificultan su libre desarrollo, sobre todo en un gran número de personas.
En conclusión, las personas con quienes compartimos nuestras existencias son las que le confieren sentido. También estamos nosotros y este mundo que nos han legado. De día debemos descubrirlo como si acabáramos de llegar. La vida es más deliciosa cuando sabemos descifrarla. Es importante conocerte, saber de qué estas hecho por dentro y por fuera, cómo son tus manos y por qué tienes dedos. Si te gusta utilizar todo tu cuerpo y si lo que tienes lo tienes por algo. Quiero pisar duro, caminar, ir despacio, trotar, volar, huir y bailar.
Mi pasión es todo lo que tengo, todo lo que soy, todo lo que he sido y seré. Quiero vivir todo tipo de aventuras que el mundo tiene para mí, quiero aprender y desaprender. Me intriga mi mente, me fascina la tuya, me cautivan el ADN, la dopamina, el dolor, las emociones y el miedo.
Tal y como Howard Gardner dijo en sus estudios respecto a las inteligencias múltiples y que podemos aplicar al campo de la sexualidad: